El Príncipe de los Gatos

El Príncipe de los Gatos

sábado, 26 de marzo de 2016

Atréveme (con Talia y Sergio)


Hay caminos que se cruzan mejor bailando,,
espumando flores por la boca,
atréveme.

Destierra la piel a cada paso
y déjate perforar por el aire,
achica el miedo
alimenta el hambre,
desangra la esperanza a golpes de presente,
pártete la boca en la búsqueda,
ahórrate apiadarte de ti,
tu perdición será intentar salvarte.

Atréveme a morderte,
a dejarte los huesos en cada despertar.
Siente tu carne volar danzando la piel
que dejamos a l andar.

Unas botas sucias han de ser tu mejor secreto,
ese que nunca llegues a contar del todo.

Atréveme,
invítame a desayunarte las medias,
a comerte las quejas y a cenarte los sueños.

Hagamos un festín del misterio.

Rompámonos la olas en el cuerpo.

Atréveme a deshojarte,
a limarte las sábanas con algo más que tu recuerdo,
deja que te lama las lágrimas
y te bese la desilusión.

Reconozcámoslo,
nos estamos amaneciendo,
y nos sobra el mundo alrededor.

jueves, 24 de marzo de 2016

Lo único que nos queda


Lo único que nos queda
son los besos que nunca nos llegamos a dar,
un recuerdo a medias,
la promesa de un quizás.

Una trinchera en la memoria,
un café esperándonos en el bar,
las pupilas golpeándose contra el miedo,
las palabras esquivando la verdad.

Nos queda una distancia invisible,
las armas cargadas apuntando a matar.

Nuestros labios diciendo
dame menos
nuestros cuerpos gritando
dame más.

Lo desconocido abriéndose camino,
nuestros ojos encontrándose al despertar.

Lo único que nos queda
corazón
es esperar.


lunes, 21 de marzo de 2016

Nunca dejamos de marcharnos



Nunca dejamos de marcharnos,
porque nunca llegamos del todo.
Nos empeñamos en luchar contra la marea
y la marea tenía otros planes.
Seguimos erigiendo altares sobre nuestras últimas palabras
con la esperanza de que aprendieran a volar,
y huir
del mundo que construimos juntos.

Como si huir fuera suficiente
para aprender de nuevo
a respirar.

Somos unos necios si creemos
que en la huída está la respuesta,
si creemos que mirar para otro lado
nos salva del desastre que tenemos en frente.

No lo creas.

Sólo nos hacemos débiles alfileres
remendando de mala manera heridas abiertas.

Ahora evito los bares,
las malas compañías,
los mejores momentos.
Me encierro en mí y en todas las dudas
que me acechan de madrugada.

Pero sólo una pregunta intermitente me quita el sueño.

Si nunca dejamos de marcharnos
cuánto tiempo tardaremos en volver.

jueves, 3 de marzo de 2016

Otra forma más de pedir lo básico



Lo mejor que he escrito 
me lo dejé olvidado en unos labios 
que 
nunca 
llegué 
besar.

Y es que parecemos dos desiertos esperando ver nacer un oasis 
del estallido 
de nuestros labios.

Dos peonzas faltas de brújulas
apuntando a nuestros pies.
Ese recorrido en línea discontinua que nunca acaba
y parece que sólo lo hará
cuando tú decidas
mirar para otro lado.

Ese en el que yo
esté esperando.

Tengo un par de cientos de bolígrafos
rotos en el bolsillo,
preguntándome porqué no les dejé salir a tiempo de romperse
por tu cuerpo,
el mismo que acabaron dibujando
las cervezas de madrugada.

No me entiendes.

Tampoco espero que lo hagas.

Ni siquiera pienso que sea necesario entendernos
para morirnos de ganas.

Que yo hace tiempo que muero
muero
muero,
y tú
sigues caminando de espaldas.

Y parece tan sencillo darse la vuelta
que quizás por eso no lo hacemos.
Porque a veces da más miedo lanzarse al vuelo
que perder 
otra oportunidad.

No te preocupes.

Que yo sigo escribiendo todos esos besos que nos quedan por parir.

Y cuando decidas girarte
búscame,
que tú serás mi brújula
y yo
tu norte.