El Príncipe de los Gatos

El Príncipe de los Gatos

martes, 31 de mayo de 2016

No és tan fácil


No es tan fácil mirarte a los ojos y decirte muérdeme más.

No es tan simple irse sin heridas de este desastre que no acaba de empezar.

Nos dijimos adiós antes de darnos la bienvenida,
nos dejamos los labios olvidados en los ojos del otro,
y elegimos la salida fácil al camino más complicado.

Aún así, sigue siendo difícil sonreírte en la distancia,
como si pudiéramos acortar las pisadas que nos separan
de la mejor de las carcajadas,
con tan sólo el recuerdo de nuestras pupilas estallando en una mirada.

No es tan sencillo olvidarte ahora que me has cosido el pecho,
ahora que deshecho en utopías he vuelto a anudar el camino,
ahora que vivo lloviendo versos por no llorarme de ganas,
te veo
sonrío
me llamas.

lunes, 30 de mayo de 2016

Derecho de conquista



Madrid se ha convertido en un sueño del que nunca acabo de despertar.
Un dado que me devuelve siempre al punto de partida,
un AS bajo la lengua esperando endulzarme el paladar a golpes de presente.

Será que pienso en Madrid
y pienso en ti,
será que recuerdo sus bares lloviendo metáforas
y pienso en ti,
será que imagino sus calles abarrotadas,
sus jardines atardeciendo miradas invernales,
sus luciérnagas colgando de las paredes,
y sólo puedo pensar
en ti.

Apenas te conozco y ya eres uno de los mejores recuerdos que tengo.
Un misterio necesario evitando resolverse en la primera función,
un baile invisible en mi cabeza
un poema buscando versos a los que agarrarse para no terminar.
Te has convertido en el aliento de una ciudad que nunca deja de llamarme a gritos,
un regalo inesperado entre silencios,
una campana que nunca deja de sonreír.

Ven,
abrázame de nuevo por primera vez en Tribunal,
deshagamos el tiempo y volvamos a mirarnos como dos locos pintándonos los ojos con miedo,
digámonos que sin conocernos hemos aprendido a echarnos de menos,
que ojalá nos recordemos por lo que nos atrevimos
y no por lo que dejamos de hacer.

Ven,
y descubrámonos de nuevo entre tanto ruido golpeándonos el pecho,
olvidémonos los teléfonos en alguna alcantarilla,
y caminemos de nuevo acercándonos poco a poco como medida de seguridad.

Déjame que te quite los nervios a base de carcajadas,
y lámeme la tristeza con las tuyas.
Reinventemos el final de este principio,
y pasemos al siguiente capítulo
como dos gatos que dejaron de buscar en el cielo
lo que andaba perdido en el asfalto.

Ven,
abrázame fuerte y no me sueltes,
ahógame de nuevo a base de silencios
escápate del resto
y sonríe conmigo.

Yo te espero al otro lado del recuerdo,
en ese espacio que sólo conocemos los dos
y que es nuestro por derecho de conquista.

Ven,
abrázame fuerte
y esta vez
no me sueltes.

domingo, 22 de mayo de 2016

Perdóname


Decían que éramos dos locos
porque lo más cuerdo que podíamos hacer
era mirarnos a los ojos
y parar el tiempo.

Siempre fuiste especialista en besos de esos que saben quedarse pero no escapar,
y cada vez que pienso en huir sólo recuerdo la dirección que dejaron marcada hacia tu boca.

La verdad es que he intentado olvidarte,
pero siempre que lo intento encuentro un motivo más para no hacerlo.

Quizás sólo sea otro estúpido intentando abarcar más de lo que puede cargar,
aunque cargarte en brazos siempre nos hizo más livianos,
pensarnos nunca dejó de doler
y querernos fue el mejor regalo de despedida que pudimos hacernos.

Perdóname…

Hoy es uno de esos domingos que miras por la ventana y quieres tocar el cielo,
y por eso te escribo.

La única manera con la que aprendí a volar,
fue dejarte aparecer por la puerta medio cubierta con la sábana
y verte deslizarla poco a poco hasta tocar el suelo.

Y ahora que no puedo hacerlo,
sólo puedo escribir(te) como una excusa necesaria para pensarte
y decirte cosas como que desde que te fuiste
no he conseguido dar dos pasos en línea recta,
ni quitarle a la luna tu silueta
ni acabar otro libro sin firmarlo con tu nombre.

Decirte que todavía sigo bailando por si algún día nos encontramos en otra barra libre de sueños,
porque aún tengo sueños a tu lado,
aunque nunca lleguen a cumplirse.

Perdóname…

Lo nuestro fue un microrrelato al que le faltaron varios versos para hacerlo poema,
una canción con los ritmos desacompasados,
un disfraz cosido en verano que se deshizo a tiras justo antes del carnaval.

Perdóname...

Perdóname por no rendirme,
por seguir siéndole fiel a tus latidos entre tanto ruido golpeándonos el pulso,
perdóname por todas las veces que dije lo que querías oír,
por miedo
vergüenza
o a saber qué más espejismos de esos que nos creamos a nosotros mismos.

Perdóname por olvidarme mí estando contigo.

Perdóname.

viernes, 20 de mayo de 2016

Farándula


Rendirse nunca fue una opción
y lo hicieron todo para hundirnos.

Nos dijeron que éramos unos raros
unos aprovechados
muertos de hambre
sinvergüenzas
incluso nos llamaron terroristas.

Nos dijeron que no valíamos,
que no hacíamos nada nuevo,
que el arte había muerto,
nos dijeron que ya no había público,
ni salas, ni festivales, ni escuelas.

Nos dijeron que éramos pocos,
los últimos supervivientes de una civilización siempre en crisis
y que al final la crisis nos llevó por delante.

Nos dijeron que nadie nos avalaría,
que el juego se acabó,
que no hacíamos falta en el mundo.
Que nadie nos querría ver jamás.

Pero nunca entendieron que nosotros no lo hacíamos
por dinero
o fama
u orgullo.

Sino por amor a la vida.

Porque entendíamos que una vida sin juego
era una vida perdida.

Y todavía seguimos jugando.

Jugando a vivir.

lunes, 16 de mayo de 2016

Príncipe


Soy príncipe porque nunca quise la corona,
preferí quedarme en el camino antes que llegar a la meta,
porque llegar exigía al final quedarme quieto.
Y prefiero correr descalzo a quedarme de pie
con los mejores zapatos del mundo.

Soy príncipe porque no me rendí a las oligarquías
ni le besé los pies a los mercados
ni me dejé olvidados mis ideales en telediarios propagandísticos.

Elegí mirar hacia arriba con descaro
porque el cielo escondía más secretos que el suelo,
y dicen que las verdades caen por su propio peso.

Soy príncipe porque me dieron a elegir entre mandar u obedecer,
y yo solito encontré la puerta número 3.

Soy príncipe porque no supe callarme,
porque mis causas eran sus efectos
y su derrota
mi reto.

Soy príncipe porque antepuse al resto antes que a mí mismo,
renuncié a todo por un poco más de libertad,
y entendí que ser libre no consiste en dejar caer
sino en cargar y que no pese.

En definitiva, soy príncipe porque lo elegí,
y nadie,
nadie
me obligará a ser lo que no quiera ser.

miércoles, 4 de mayo de 2016

El mejor poema del mundo


Quería escribirte el mejor poema del mundo,
y me di cuenta demasiado tarde
que el mejor poema de todos no podía escribirse,
lo hacíamos en la cama cada vez que te quitaba la ropa.

Me di cuenta demasiado tarde de tantas cosas…

Como que tus inviernos nunca se convertirían en mis primaveras,
ni siquiera haciéndote florecer en mitad de la hoguera.

Me di cuenta demasiado tarde
que si encajamos
fue porque forzamos las piezas.

Nos empeñamos en no perder en un juego
que no debía tener ganador,
y acabamos frotándonos las manos cada uno en su rincón.

Descubrí a destiempo que la verdad tenía distintos significados
para cada uno de nosotros,
que nuestras bocas siempre supieron entenderse
a la hora de comernos,
pero no de hablar.

Que lo máximo que pudimos acercarnos fue la última vez que nos miramos.
Y eso es verdad,
y tú lo sabes.

Me di cuenta demasiado tarde
que tenerte
era la mejor de las utopías,
y yo siempre he sido de perseguir revoluciones,
de tenerle miedo al miedo,
de perderme en el recuerdo,
de acariciar quimeras,
de bailar con la duda,
de estrechar distancias,
de sentirme libre,
cuando ser libre ahora significa sentirme bien sin acabar de olvidarte del todo.

Porque me di cuenta demasiado tarde que el olvido
se negaba a responder todas las preguntas que me quedaban por hacerte,
que la única que puede hacerlo eres tú
aquí

ahora
conmigo.

domingo, 1 de mayo de 2016

Fuego


Jugar con fuego nunca fue tan divertido,
como cuando creí que ardiendo entre tus dedos
podría acabar quemándome hasta los malos recuerdos.

Pero nadie nos dijo que las cenizas
seguirían calentándonos por las noches,
ni que nos sobrarían las sábanas,
ni que nos faltaría el oxígeno a la hora de perder el aliento.

Y nadie nos dijo que el humo acabaría dibujando nuestros cuerpos
desnudos,
al echarnos el agua por encima.

Ni que el viento huracanado giraría hasta vernos de nuevo encendidos
rodeándonos con los brazos.

No podíamos saber que la chispa nacería al chocarse nuestras miradas
en el espacio,
anudando el deseo de explotarnos
al miedo de acabar huyendo del incendio.

Y es que nunca ha habido mejor manera de renacer
que deshacerse antes en las llamas,
expirar tu último aliento entre besos a quemarropa
y orgasmos con sabor a despedida.

¡Así que brindo!

Brindo con aguardiente a ver si siguen escociéndome las heridas
que llevo por dentro.

Y si al final resulta que soy cerilla esperando entre los labios,
encendámonos juntos
y que le jodan al invierno.