Al alzar la mirada
he visto el mapa que cuelga en la pared,
y como un torbellino de pensamientos
de esos que llegan sin avisar,
he empezado a pensar dónde iría contigo.
A ser piratas surcando el viento
con la experiencia como equipaje
y cien botellas de ron en el bolsillo.
A cazar borracheras en ciudades
donde esté prohibido ser feliz,
perdernos en todos los graffitis
que nos muestren que la poesía sigue respirando,
cruzar a nado todas las tormentas
que nos quieran
embestir.
A descubrir algún dios pedido en Babilonia,
regatearle una sonrisa a todas las estatuas
y una mueca a la palabra porvenir.
Redibujar con nuestros dedos en el aire
la masacre de los inocentes, el guernica,
y todas las historias que queramos cambiar.
Escribir un poema en cada puerto,
y dejar un beso decorando todas las aceras que nos tienten los pies.
Naufragaría contigo en todos los desiertos
a buscar una lámpara mágica
para rechazarle después todos los deseos.
Haríamos castillos de nieve en cualquier volcán que se atreviera a estallar.
Te llevaría a bailar en todos los escenarios vacíos
para que los teatros siempre estuvieran llenos.
Te cogería de la mano
y te lanzaría al aire
para hacerte volar y que descubrieras el camino.
El mejor sendero que nos hiciera
olvidarnos del olvido.
Luego bajo la mirada,
veo mi cama,
y vuelvo a replantearme todos los destinos.
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