El Príncipe de los Gatos

El Príncipe de los Gatos

viernes, 1 de julio de 2016

Ojalá Nietzsche... ojalá


El mejor recuerdo que tengo de ti,
es ese momento que aún no hemos tenido,
porque si Nietzsche tiene razón
y la vida es un viaje de ida y vuelta a empezar,
si todo esto que pasa es un preludio de lo que realmente importa,
entonces ten por seguro que no voy a dejarte escapar.

Si todavía nos quedan amaneceres pendientes,
islas en las que perdernos
y bailes que reinventar,
si aún podemos vencerle al miedo de sabernos en la memoria del otro,
si todavía nos faltan duermevelas atoradas en nuestros cuerpos
destilando besos a diestro y siniestro,
no creas que te voy a olvidar.

Porque apenas tuvimos tiempo de saber si maullábamos en el mismo tono,
si nuestras maneras de entender la libertad se entendían,
o si nuestras bocas podrían llegar a crear un mundo de sueños con tan sólo rozarse.

Nos faltó la fuerza
el valor de atrevernos a saltar en los brazos del otro
como si lo único que podría haberle dado sentido a todo
fuera habernos encontrado buscándonos los labios.

Pero fuimos cobardes,
o quizás demasiado lentos
porque ambos sabemos que andar con prisa siempre es sinónimo de desencuentro.

Así que no rindas tu esperanza
que yo voy a darle poemas a la mía,
palabras que le hablen de ti,
de cómo te deshaces por mis venas
de cómo perforas las horas y los días en el calendario,
palabras que me recuerden cómo achinas los ojos cuando sonríes
y cómo mueves las manos cuando versificas los bares
embelleciendo cada pupila que se atreve a reflejarte.

Palabras que me recuerden lo aleatorios que fuimos
al encontrarnos tan alejados del primer café que nunca nos llegamos a tomar
porque preferimos tomarnos las medidas de los ojos
antes que quedarnos sin excusas para volver a buscarnos.

Y ojalá no nos lo tomemos nunca
que siempre tengamos un motivo para acordarnos de lo que nos debemos
ese recuerdo del que no nos acordamos
pero que en otra vida
seguro
ya lo tenemos.

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