El Príncipe de los Gatos

El Príncipe de los Gatos

domingo, 1 de mayo de 2016

Fuego


Jugar con fuego nunca fue tan divertido,
como cuando creí que ardiendo entre tus dedos
podría acabar quemándome hasta los malos recuerdos.

Pero nadie nos dijo que las cenizas
seguirían calentándonos por las noches,
ni que nos sobrarían las sábanas,
ni que nos faltaría el oxígeno a la hora de perder el aliento.

Y nadie nos dijo que el humo acabaría dibujando nuestros cuerpos
desnudos,
al echarnos el agua por encima.

Ni que el viento huracanado giraría hasta vernos de nuevo encendidos
rodeándonos con los brazos.

No podíamos saber que la chispa nacería al chocarse nuestras miradas
en el espacio,
anudando el deseo de explotarnos
al miedo de acabar huyendo del incendio.

Y es que nunca ha habido mejor manera de renacer
que deshacerse antes en las llamas,
expirar tu último aliento entre besos a quemarropa
y orgasmos con sabor a despedida.

¡Así que brindo!

Brindo con aguardiente a ver si siguen escociéndome las heridas
que llevo por dentro.

Y si al final resulta que soy cerilla esperando entre los labios,
encendámonos juntos
y que le jodan al invierno.

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