El Príncipe de los Gatos

El Príncipe de los Gatos

lunes, 30 de mayo de 2016

Derecho de conquista



Madrid se ha convertido en un sueño del que nunca acabo de despertar.
Un dado que me devuelve siempre al punto de partida,
un AS bajo la lengua esperando endulzarme el paladar a golpes de presente.

Será que pienso en Madrid
y pienso en ti,
será que recuerdo sus bares lloviendo metáforas
y pienso en ti,
será que imagino sus calles abarrotadas,
sus jardines atardeciendo miradas invernales,
sus luciérnagas colgando de las paredes,
y sólo puedo pensar
en ti.

Apenas te conozco y ya eres uno de los mejores recuerdos que tengo.
Un misterio necesario evitando resolverse en la primera función,
un baile invisible en mi cabeza
un poema buscando versos a los que agarrarse para no terminar.
Te has convertido en el aliento de una ciudad que nunca deja de llamarme a gritos,
un regalo inesperado entre silencios,
una campana que nunca deja de sonreír.

Ven,
abrázame de nuevo por primera vez en Tribunal,
deshagamos el tiempo y volvamos a mirarnos como dos locos pintándonos los ojos con miedo,
digámonos que sin conocernos hemos aprendido a echarnos de menos,
que ojalá nos recordemos por lo que nos atrevimos
y no por lo que dejamos de hacer.

Ven,
y descubrámonos de nuevo entre tanto ruido golpeándonos el pecho,
olvidémonos los teléfonos en alguna alcantarilla,
y caminemos de nuevo acercándonos poco a poco como medida de seguridad.

Déjame que te quite los nervios a base de carcajadas,
y lámeme la tristeza con las tuyas.
Reinventemos el final de este principio,
y pasemos al siguiente capítulo
como dos gatos que dejaron de buscar en el cielo
lo que andaba perdido en el asfalto.

Ven,
abrázame fuerte y no me sueltes,
ahógame de nuevo a base de silencios
escápate del resto
y sonríe conmigo.

Yo te espero al otro lado del recuerdo,
en ese espacio que sólo conocemos los dos
y que es nuestro por derecho de conquista.

Ven,
abrázame fuerte
y esta vez
no me sueltes.

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